El pasado Sábado, tuvimos el placer de conocer un restaurante mexicano de cocina tradicional 100% mexicana. Siempre habíamos escuchado buenas críticas de este lugar, así que decidimos darle una oportunidad y hacer una visita a Los Jarales para disfrutar de una buena cena mexicana.
En Sevilla, la oferta de comida mexicana es amplia, aunque no siempre hemos podido disfrutar de una comida mexicana tradicional y de calidad. En la mayoría de los casos, nuestros restaurantes mexicanos de la ciudad nos ofrecen los típicos platos que cualquiera puede imaginar de la cocina mexicana: tacos, flautas, burritos y poco más (en la mayoría de los casos precocinados). Sin embargo, las premisas que nos llevaron a optar por conocer Los Jarales, es que la comida era auténtica mexicana 100% al igual que sus responsables.
Situación de Los Jarales
Para nuestro gusto, Los Jarales se encuentra en un lugar un poco escondido, creemos que en otro lugar más privilegiado, este lugar tendría más fama y éxito, aunque posiblemente no sería lo mismo. Llevan más de 10 años trabajando, por lo que pensamos que parte de su éxito se debe a su tradición.
Los Jarales se puede localizar en Tomares, en el centro de ocio parque Aljarafe. Para los que no lo conozcan por este nombre, decir que es el lugar donde está el Leroy Merlín de Tomares, frente al Corte Inglés de San Juan de Aznalfarache. En la planta superior de las tiendas de lámparas y el Café del Cine. El entorno es tranquilo y el aparcamiento siempre disponible y gratuito.
Los Jarales, cocina tradicional 100% mexicana
Abiertos desde 2003, Los Jarales nos ofrece una cocina variada y de calidad de los diferentes estados que componen México. La Señora Gloria, experta cocinera mexicana, nos deleitará con una variedad exquisita de platos mexicanos, preparados de manera tradicional con técnicas heredadas de generación en generación, usando ingredientes originales y ofreciéndonos una explosión de sabores únicos en nuestro paladar.
A pesar de llegar un poco tarde, sobre las 22h de la noche, nos atendieron estupendamente. Elegimos una mesa cercana a la calefacción y a una relajante fuente de agua. Hacía frío fuera, pero pronto nos sentimos como en casa. La decoración del restaurante es 100% mexicana. Encontramos fuentes, forja, madera, colores vivos y tradicionales, una decoración que sin duda nos acerca a México, nada ostentosa, pero fiel a la tradición, sin caer en los tópicos.
El restaurante no es excesivamente grande, con unas 10 o 12 mesas aproximadamente, pero muy acogedor, lo que te permite disfrutar de una cena estupenda vayas en pareja o en grupos.
La música que acompaña la cena es excelente, totalmente mexicana, con algunas piezas muy divertidas que nos recordaron a dibujos animados de nuestra infancia, y otras por ejemplo, del gran Luis Miguel.
Comienza la cena, entre refrescos y agua. También disponen de cervezas de barril mexicanas, como Sol, Negra Modelo y XX, aparte de más bebidas nacionales como refrescos y vinos. De entrante probamos los nachos con queso, como no podía ser de otra manera en un restaurante mexicano, plato de cantidad contenida, pero de muy buen sabor y presentación. Evelyn nos trae un platillo de jalapeños en rodajitas, y nos explica que quien desee añadir un poco de picante a los nachos, aconseja añadir una de las rodajitas al bocado del nacho. Jalapeños de un picante moderado, aunque de fácil digestión. Nos encantaron.
Tras la bandeja de nachos entrantes, comenzamos a recibir los primeros platos, que compartimos entre todos, porque queríamos probar la amplia variedad de la carta. Desfilaron por nuestra mesa tacos de chorizo, chile nogada que requiere especial atención, enchilada mexicana, enchiladas de pollo, y algunos más.
El chile nogada, es un plato muy especial, capitán del restaurante y que por supuesto, nos atrevimos a probar. Se trata de un pimiento relleno de solomillo desmenuzado a mano , con nueces y cubierto por una salsa de tonalidad clara hecha con nueces también, entre otros ingredientes, coronado y coloreado con el rojo fruto de las granadas, dando como resultado un plato mágico y a la altura de un restaurante de exquisiteces. Al paladar distinguimos dos temperaturas, la del solomillo aún caliente de la cocina, y la salsa templada, que nos permite, aparte de disfrutar del magnífico plato, conocer la mezcla de los frutos secos, la carne y la verdura, en definitiva, delicioso.
Los otros platos, las enchiladas mexicanas, únicas y diferentes a cualquier enchilada mexicana que nos hayan intentado “colar” en cualquier otro restaurante mexicano de comidas precocinadas. El plato llega a la mesa discreto, no es un plato que destaque de primera vista, aunque es generoso en la cantidad. En un plato ovalado, y dividido en guarniciones, cuenta con un exquisito puré de frilojes, delicioso y con carácter, adornado con triángulos de maíz. En el otro extremo del plato, una playa de arroz, franqueando la carne y verduras de aún mejor sabor que hayamos podido imaginar.
Manuel nos sirve, nos cuida y nos ameniza la cena con comentarios y dudas que responde muy servicial siempre. El trato recibido es igual que la comida, exquisito.
Y por fin llega el postre, que nos recita Manuel, y posiblemente sea nuestra decisión más difícil de la noche. Todos los postres suenan fantásticos, así que nos decantamos por brownie, pastel de zanahoria y tarta de tres leches, otro de los buques insignias del restaurante.
El brownie, aunque un poco duro, inigualable en sabor acompañado de helado de vainilla, nuevamente contrastes de temperatura y sabores, estupendo.
El pastel de zanahoria, solicitado con atrevimiento, pero el más disfrutado. Llega a la mesa con sorpresa. Un bizcocho muy alto y muy esponjoso de color oscuro y rematado con una salsa de color rosa muy simpático cuyo ingrediente principal es queso philadelfia y creo que no existen palabras para describir su sabor. Original, divertido, una mezcla exquisita. El bizcocho en su justo punto y que incluye trocitos de ralladura de zanahoria y pequeños crujientes de nueces y otros frutos secos.
La tarta tres leches, que todo el mundo recomienda y nosotros también, una tarta de aspecto tradicional, bizcocho claro, crema blanca y fresas naturales, esponjoso, cremoso y delicioso. Todo un acierto.
Estuvimos hasta el cierre, síntoma de lo acogedor que es el restaurante, las horas pasaron sin darnos cuenta, entre sorpresas y platos únicos y originales. Nuevos sabores que descubrieron nuestros apetitos y que harán que Los Jarales se convierta en uno de nuestros restaurantes favoritos a los que acudiremos asiduamente.
Página oficial de Los Jarales www.losjarales.eu